Cafeyará, el lugar del café

 
 

Muchas veces nos preguntan: ¿Cuál es el mejor café de Puerto Rico?

Ya sabes la respuesta: ¡El que más te guste!

Lo magnífico del café es su versatilidad, ya que posee una gran diversidad de variedades, procesamientos, tuestes, aromas y texturas. Cuando pensamos que al fin estamos empezando a entender el café, descubrimos que también somos protagonistas de la travesía de su sabor. Lo que sentimos, pensamos y cargamos de nuestro día moldea cada experiencia con una taza de café. Por eso y mucho más, el café es plural. Es el fuego suave de José Martí. Es la fragancia intensa y misteriosa que transporta a Isabel Allende a un bosque remoto. Es el negro licor de problemas y poemas de Rubén Darío. ¿Y para ti?

Puede ser que te provoque euforia desde el primer sorbo de una taza caliente, o al ver un cafetal forrado de flores blancas o pintado con uvas rojas en un mar verde, o con los recuerdos de la abuela preparándote una tacita de café con tanto amor. Una vez nos provee ese nivel de placer, no quisiéramos imaginar la vida sin el café. Tenemos café porque, a través de esos momentos, el café nos ha energizado por siglos, en los cuales lo hemos llevado a las montañas donde lo cultivamos. Comenzando sus aventuras desde Etiopía y Yemen, la planta del café viajó a Ceilán (Sri Lanka), India, Indonesia y los Países Bajos; y de ahí continuó sus viajes por el mundo.

Se estima que el café llegó a Puerto Rico en el siglo XVII. Los cafetales de la isla grande fueron el escenario de las migraciones y desplazamientos impulsados por la Real Cédula de Gracia, y de los gritos de resistencia que retumbaron en Lares, San Sebastián, Yauco y Jayuya. Durante cuatro siglos, han sido impactados por huracanes, deforestación, despoblación e impactos del cambio climático, entre otros acontecimientos que han amenazado la existencia de nuestro café. La vida en el cafetal nos ha enseñado a perseverar, pero también a celebrar. Desde las fiestas del acabe del café, aprendimos a festejar entre familia y vecinos con música jíbara y compartiendo comida criolla.

¡Qué suerte que todavía podemos saborear el café puertorriqueño!

Cada vez hay más puertorriqueños trabajando para que Puerto Rico pueda seguir siendo un lugar (o yara, según nuestros ancestros antillanos) donde se produce y se goza del café.

Cafeyará es el lugar del café.

 
Previous
Previous

Finca Christal: Un café de excelencia desde las montañas de Yauco